El primer año representa muchos cambios en el desarrollo de nuestros/as hijo/as y por eso, cuando nos adaptamos a una etapa entonces llega otra distinta y así continuamente, por eso debemos estar siempre atentos a su evolución.
A esta edad tu hijo/a demanda atención porque no le gusta estar solo, sino que le gusta estar especialmente con su padre o su madre.
¿Qué hacer?
Juega con él/ella a juegos que sean divertidos y además estimulen su desarrollo, por ejemplo: esconder algo (no muy complicado) para que lo encuentre, poner juguetes y obstáculos en el pasillo para que tenga que pasar por encima o por el lado, leer un cuento, pintar, salir a pasear, etc. Así lo/a irás conociendo mejor y sabiendo qué cosas le gustan más y cuales menos. Además, refuerzas el vínculo entre vosotros.
Al empezar a moverse ya por su cuenta, debemos convertir el hogar en lugar seguro. Por lo tanto hay que tener cuidado con los enchufes, puertas, aparatos eléctricos, objetos pesados o con punta, armarios o muebles que se puedan caer si el bebé se apoya para ponerse de pie y no dejar objetos peligros a su alcance.
Si llora haz las pruebas siguientes para encontrar el motivo del llanto y así poder ayudarle: revisa el pañal, si no tiene nada prueba a darle de comer, si tampoco quiere revisa que no esté pasando frío o calor o esté incómodo/a, si tampoco es eso mira a ver si es que tiene fiebre o le duele alguna parte de su cuerpo, al final encontrarás el motivo y podrás ayudarle.
¿Qué no hacer?
No lo dejes solo ni lo pierdas de vista ni un momento, aún es muy pequeño/a.
No le acostumbres a jugar o pasar el tiempo viendo la televisión, teléfono o similar.
No dejes que pasen los días, semanas y meses sin disfrutar con tu bebé porque el tiempo no da marcha atrás y crecen muy rápido.