Resolver conflictos de manera pacífica es una habilidad crucial que todo niño debe aprender para relacionarse de forma saludable con los demás.
¿Qué hacer?
- Escucha activamente a tu hijo y valida sus sentimientos. Por ejemplo, "Entiendo que estás molesto porque tu hermano tomó tu juguete".
- Enséñale a expresar sus emociones de forma asertiva. Por ejemplo, "Puedes decirle a tu hermano cómo te sientes sin gritar".
- Anima a tu hijo a buscar soluciones juntos. Por ejemplo, "¿Qué te parece si comparten el juguete por un rato cada uno?".
¿Qué no hacer?
- No tomar partido ni culpar a ninguno de los involucrados. Por ejemplo, "Tú siempre tienes la culpa".
- No ignorar el conflicto o minimizar los sentimientos de tu hijo. Por ejemplo, "No pasa nada, no es para tanto".
- No resolver el conflicto por ellos. Deja que busquen juntos una solución.
Recuerda que tu implicación en la enseñanza de habilidades sociales y emocionales a tu hijo es fundamental para su desarrollo. ¡Sigue adelante!